Aprendemos un idioma más fácilmente si lo ponemos en práctica desde el primer momento.
El learning by doing (aprendizaje mediante la práctica) es un enfoque educativo y formativo en el que los estudiantes o adquieren conocimientos y habilidades a través de la experiencia directa, es decir, participando activamente en actividades, proyectos, o tareas reales. Este enfoque tiene numerosos beneficios, tanto en la educación como en el ámbito laboral.
Alguno de sus múltiples beneficios son la mejora de comprensión y la retención de los conceptos ya que al experimentar y practicar estos se asimilan de manera profunda y se recuerdan con mayor facilidad; se desarrollan habilidades sociales y mejora la adaptabilidad dado que deben aplicar sus conocimientos a nuevas situaciones espontáneas en contextos variados teniendo que utilizar sus habilidades blandas tales como la comunicación, el trabajo en equipo, la tolerancia, la paciencia y la resolución de problemas; fomenta la creatividad y el compromiso al conectar el aprendizaje con el mundo real. Saber que las habilidades aprendidas tienen aplicaciones prácticas inmediatas hace que el aprendizaje sea más significativo y mantiene la motivación de los estudiantes. Por otro lado, el aprendizaje basado en la práctica a menudo implica enfrentarse a problemas sin una solución única, lo que fomenta la creatividad y la innovación en la búsqueda de respuestas; por último pero no menos importante mejora de la confianza y la autonomía ya que los estudiantes deben tomar decisiones y resolver problemas por sí mismos, lo que refuerza su capacidad para aprender de manera independiente.
Estos beneficios lo convierten en un método de enseñanza poderoso y eficaz en una amplia variedad de contextos educativos y profesionales. Incorporar este método en los programas educativos es la clave para conseguir resultados a largo plazo disfrutando de cada paso en el camino. ¡No debemos olvidar que la adquisición de un idioma es una maratón y no un sprint!